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miércoles, 6 de abril de 2016

Romances

 Os pongo en esta entrada los dos romances que hemos leído y cantado en clase.


 ROMANCE DE ROSALINDA

Anónimo (medieval)

A las puertas del palacio
de una señora de bien,
llega un lindo caballero
corriendo a todo correr.

Como el oro es su cabello,
como la nieve, su tez;
sus ojos, como dos soles
y su voz, como la miel.

- Que Dios os guarde, señora.
- Caballero, a vos también.
- Ofrecedme un vaso de agua,
que vengo muerto de sed.
- Tan fresca como la nieve,
caballero, os la daré.
La cogieron mis tres hijas
al punto de amanecer.
- ¿Son hermosas vuestras hijas?
- Como un sol de Dios las tres.
- Decidme, ¿cómo se llaman?,
si en ello gusto tenéis.
- La mayor se llama Elena,
y la segunda Isabel,
y la más pequeña de ellas
Rosalinda la nombré.

- Decid a las tres que salgan,
que las quiero conocer.
- La mayor y la mediana
al punto aquí las tendréis.
Rosalinda, caballero,
os ruego la perdonéis;
 por vergüenza y cobardía
                   
no quiere dejarse ver.

- Lindas son las dos que veo,
lindas son como un clavel,
pero más linda será
la que no se deja ver.

A las puertas del palacio
de la señora de bien,
llegan siete caballeros,
siete semanas después.

- Preguntadme, caballeros,
que yo os sabré responder.
- Tres hijas como tres rosas
nos han dicho que tenéis,
la más pequeña de todas
sin temor nos la entreguéis,
que en los palacios reales
va a casarse con el rey.



 Romance del Conde Olinos
Anónimo


Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.


Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar:
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;


caminante que camina
detiene su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.


Desde la torre más alta
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirenita del mar.


-No es la sirenita, madre,
que esa no tiene cantar;
es la voz del conde Olinos,
que por mí penando está.


-Si por tus amores pena
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre real .


-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
juntos nos han de enterrar!


-¡ Que lo maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar!
Él murió a la media noche;
Ella, a los gallos cantar.


A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar, y a él,
como hijo de condes,
unos pasos más atrás.


De ella nace un rosal blanco;
de él, un espino albar.
Crece uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.


La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.


De ella nacería una garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
Juntos vuelan par a par.
 

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