Llevamos en clase una semana con diferentes actividades en torno al día que hoy se celebra.
HISTORIA DE UNA MUJER IMPORTANTE EN
MI VIDA
He elegido a mi abuela porque es un ejemplo para mí.
Mi abuela se llama Rocío, nació
el 27/08/1.952 en Madrid. Tenía dos hermanos más pequeños, Félix y Fali, y,
cuando tenía 14 años, nació su hermana Yolanda.
Su padre nació en Barcelona y su
madre en Málaga, por eso mi abuela se llama Rocío, por la Virgen del Rocío del
barrio de Lagunillas donde vivía su madre.
Iba a un colegio muy pequeño, y
después fue al instituto “Beatriz Galindo”, donde solo iban niñas, porque en
esa época los niños y las niñas tenían que ir a colegios diferentes, no podían
estudiar juntos.
De joven estaba en una asociación
“juvenil-cultural”, allí hacían charlas y hablaban sobre la situación política
y los problemas sociales que generaba la dictadura franquista, también hacían
excursiones por la sierra de Madrid, eran todos chicos y chicas. Hacían
senderismo, por la noche ponían tiendas de campañas y se reunían alrededor de
una hoguera para hablar y cantar, sobre todo, canciones protesta de Paco Ibáñez,
Serrat y muchos más. También cantautores latinos como Mercedes Sosa y Violeta
Parra. También organizaban excursiones a ciudades, para ver cosas culturales
cerca de Madrid. Iban en tren, en sillones de madera y salían a unas terracitas
que tenían los trenes de antes. Hacían periódicos que repartían por el barrio
de Vallecas. Allí conoció a mi abuelo.
En el año 1.976, el año en que
nació mi madre, empezó con la enfermedad que tiene ahora, artritis reumatoide.
Eso no quiere decir que no pudiese ir a trabajar. Siempre trabajó en banca.
Después, cuando nació mi tía, se
vino con la familia a Málaga, el 28 de febrero de 1983, el día de Andalucía.
Siempre ha sido solidaria con las
personas que conocía y, actualmente, está en la asociación “Corazones
malagueños”, ayudando a personas que lo necesitan.
No sólo la quiero por ser buena
abuela, sino también porque es fuerte, valiente, amable, cariñosa y divertida.
Elena Díaz Zugasti
Entrevista
a una mujer importante en mi vida
Buenos días,
En el programa de hoy haremos una “especial
entrevistas”.
Cómo recordaréis, el año pasado hicimos una
entrevista a los Reyes Magos. Esta vez, haremos algo parecido pero con la mujer
más importante de mi vida celebrando el día de la mujer. MI MADRE!! Ella se
llama Eva, tiene 46 años y enseguida conoceréis más sobre ella.
¡Hola mamá! ¿Estás nerviosa por estar en mi
programa?
Si. Estoy nerviosa pero a la vez ilusionada de
estar aquí contigo.
¿A qué te dedicas profesionalmente?
Soy comercial de maquinaria de hostelería.
Uy, eso es muy interesante.
Sí, y sobre todo ahora que se hace todo online
a causa del COVID.
Eres una de las personas más importantes para
mí, ¿Qué sentiste al verme nacer?
Es un sentimiento muy difícil de describir la
frase que mejor encaja es, ¡me sentí completa!.
¿Crees que me podrás responder a esta
pregunta?
¿Por qué crees que tú eres la persona más
importante de mi vida?
Porque te aconsejo, te apoyo, te escucho y
aparte de muchas otras cosas, te querré para siempre.
Creo que con esta respuesta tan bonita, damos
por finalizada la entrevista.
Doy las gracias por haber estado hoy aquí
contigo.
Gracias a ti.
Con esta conmovedora entrevista, nos
despedimos.
¡Hasta
la próxima!
Redacción de Nora Pérez Gómez
Una mujer importante en mi vida
Mi abuela Pepi era malagueña, del
barrio Tiro de Pichón, aunque sus padres eran de otros pueblos de la provincia;
su madre nació en Torrox y su padre era de Almogía, del Barranco del sol que es
una pedanía. Ella trabajó de joven en la fábrica textil de Málaga y le gustaba
mucho. Cuando nació mi papá decició quedarse en casa para cuidar de los hijos.
Yo recuerdo de ella que le encantaban los dedales de colección y que siempre
decía que comía de todo menos bacalao y yogures. Se comía hasta los pajaritos
fritos y las ancas de rana, pero creo que su comida favorita eran los
caracoles.
Murió hace dos años de una
terrible enfermedad que le provocaba problemas al sistema nervioso, pero
siempre perdurará en nuestros corazones y nunca la olvidaré porque aunque no me
lo podía decir por su enfermedad, sé que me quería mucho. Tenía un corazón de
oro, pero oro tan puro y limpio que no lo podía mirar porque brillaba tanto que
me hacía daño a los ojos. Así era y así es. Donde quiera que estés, abuela, te
quiero. Gracias por todo, muchas gracias. Y cuando pienso en ella lloro, pero
no de tristeza, de alegría porque me ha querido y me protege desde ahí arriba
que en paz descanse.
Fdo.: Adán Díaz García
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